sábado, 21 de mayo de 2011

LA AUTONOMIA DEL HIJO




Deja que sea él mismo




Cuando en los niños despierta el deseo de sentirse libres y autónomos, el papel de los padres debe ser el de apoyarles, facilitándoles herramientas que les ayuden a ser cada día un poquito más independientes. Porque, conforme vayan logrando pequeños objetivos, se sentirán más seguros y con ganas de descubrirse a ellos mismos.




La autonomía, ese pequeño gran paso.




Si buscamos la palabra autonomía en el diccionario, aparece como `la capacidad para darse normas a uno mismo sin esperar que vengan de los demás´. Pero, cuando hablamos de niños, debemos entenderla como el conjunto de capacidades que les permiten prepararse para la vida y encontrar recursos para vencer el día a día sin ayuda de los demás. Por eso, para ellos es muy importante el poder ir dando pasos que les permitan separarse cada día un poquito más de sus padres.




El papel de los padres.




La búsqueda de la autonomía es un proceso que comienza desde el nacimiento, aunque, según psicólogos infantiles, es a partir de los 2 años cuando los niños empiezan a ser conscientes de su necesidad de libertad. En ese momento, los padres juegan un papel muy importante ya que no sólo hay que apoyarles, sino que además es preciso facilitarles las herramientas para que puedan sentirse más libres y seguros.




Cuidados sin sobreprotección.




Muchos padres, preocupados por el bienestar de sus hijos, confunden los cuidados necesarios con la sobreprotección. Esta sobreprotección, además de ser un gran obstáculo para el niño en la búsqueda de autonomía, se irá manifestando en forma de inseguridad a lo largo de su vida. Por eso, es esencial que los padres cubran sus necesidades físicas y emocionales, pero proporcionándoles también el espacio para que se encuentren a ellos mismos.




Algunos consejos útiles.




-No pongas obstáculos a su curiosidad y ganas de aprender.

-Ofrécele oportunidades para que pueda tomar decisiones.

-Acepta cuando haya tomado una decisión.

-Evita las comparaciones entre hermanos.

-Potencia que se guste a sí mismo, con frases como `te queremos como eres´.

-Incúlcale hábitos de higiene.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ayuda a tu hijo a que supere los terrores nocturnos y las pesadillas


Nuestra mente no para aunque estemos durmiendo. Durante el sueño, continuamos organizando informaciones, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos, en nuestra memoria. En el sueño no hay límites de conciencia. Tanto podemos encontrar la solución a algún problema o una vía de escape a una situación difícil. En el caso de los niños esos problemas pueden estar relacionados, en su mayoría, con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. En su primera etapa de desarrollo infantil, la hora de acostarse representa la hora de la separación. Y es cuando aparecen los problemas durante el sueño infantil.
Pesadillas de los bebés y niños
Por lo general, las pesadillas empiezan a los dos años aunque sean mas comunes en niños de tres a seis años de edad. No se sabe la causa, pero dicen que están relacionadas con el estrés y la ansiedad de los niños.Las pesadillas ocurren durante el sueño ligero. Y su frecuencia es muy relativa. Hay niños que las tienen muy seguidas, otros menos, y otros no llegan a tenerlas. En la mayoría de los casos los padres no se deben preocupar por eso. Lo importante es saber que es lo que debe hacer en el caso de que su hijo la tenga. Aquí tenemos algunas sugerencias:
Prevención: Los padres deben estar atentos a lo que miran sus hijos en la tele, especialmente antes de la hora de irse a dormir.
Estar preparados: Como las pesadillas no se pueden evitar y no avisan cuando vienen, los padres deben estar seguros de oír a sus hijos por si lloran durante la noche. Y acudir enseguida.
Atender a los niños: Los padres deben atender a sus hijos lo mas pronto posible. Los niños necesitan de ayuda y de consuelo.
Tranquilizar al niño: Los niños deben sentirse protegidos. Háblales con voz calmada y confortante y que sepan que te quedarás con él si así lo desea, pero que está bien que vuelvan a dormirse.
Quedarse con el niño: Se debe quedar con él hasta que se haya calmado y vuelvan a dormir.
Mantener la calma: Aunque sea desconcertante para los padres el ser despertados súbitamente por gritos y el llanto de sus hijos, hay que mantener la calma. Los niños notarán si los padres se encuentran nerviosos. Y no les servirá de nada. Solo los padres calmados podrán ayudar a sus hijos.
Charlar acerca de la pesadilla: Si los niños desean podréis charlar con ellos acerca de sus pesadillas. Los padres deben ayudar a sus hijos para que piensen y discutan formas de sobreponerse a las cosas que en el sueño los asustaron. Deben ayudarlos a que inventen un final feliz para el sueño.
Lo que NO se debe hacer
-No los despierte. Si los niños lloran pero todavía están dormidos no es necesario despertarlos. Debes quedarse con sus hijos hasta que despierten o se vuelvan a dormir en paz
- No los lleva a su cama. Y tampoco se suba a la cama de ellos. Esto puede dar a los niños la impresión de que deben temer a sus propias camas y darles malos hábitos.
- No les diga que las pesadillas no son reales. Tampoco decirles que fue “solo un sueño”. Lo que si pueden hacer los padres es explicarles lo que es un sueño y que todos lo tenemos.

Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los niños, principalmente entre los 4 y 12 años, se resuelven espontáneamente en adolescencia. Suelen aparecer a primeras horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita, suda y se percibe que está angustiado. En los terrores nocturnos, muy frecuentemente, el niño no recordará nada de lo que le ha causado ese malestar, por tanto no se les debe interrogar esperando que nos cuenten lo sucedido. Si insistimos no generaremos más que confusión. Hay que diferenciarlo de las pesadillas, que se producen más frecuentemente al final de la noche, y donde el niño puede contarnos lo que ha vivido en el sueño (ensueño).. Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos que actúen a nivel del sistema nervioso central

Niño sonámbulo
El niño sonámbulo se levanta de su cama y permaneciendo dormido hace actividades que pueden ser habituales. La edad más frecuente de aparición es entre los 4 y 8 años y se resuelve espontáneamente en la adolescencia.. La fiebre, la falta de sueño y algunos medicamentos actúan como factores causantes. Se debe consultar para establecer estrategias que eviten riesgos en estos niños.
Niños que hablan dormiendo
La somniloquia se trata de la emisión de palabras durante el sueño. No constituye ningún problema y no requiere tratamiento.


domingo, 16 de enero de 2011

El niño tirano


A mí me encanta pensar que cuando sea abuela, todo será más fácil, ya que podré amar y disfrutar de mis nietos, sin la carga de ser yo la responsable de su educación (aunque algún consejillo o recomendación salga de mi boca). Como padres tenemos un papel importantísimo que cumplir, nadie nos puede suplir en ello y los niños no pueden ni saben educarse solos.
Es lamentable llegar a una situación en la que nuestro hijo puede pasar de ser aquel principito encantador que reina en nuestros corazones, al niño maleducado, que gobierna nuestra vida con tiranía, que nos maltrata verbalmente, que nos deja en evidencia, que nos chantajea emocionalmente y que cada vez se aleja más de nosotros porque no ejercemos ninguna autoridad sobre él, y tampoco despertamos sus afectos porque no nos tienen ningún respeto.


El niño tirano es aquel que se muestra caprichoso, que tiene una baja tolerancia a la frustración, que amedrenta a sus padres mediante pataletas en público y amenazas cuando no consigue lo que desea (sea o no conveniente para él), sus demandas son constantes, su desobediencia absoluta, y no para de retarnos para saber hasta dónde estamos dispuestos a ceder. Desde luego, lo mejor es atajar cuanto antes esta indeseable conducta y, en ningún caso dejarnos llevar por una permisividad excesiva con nuestros hijos.

Está claro que para ofrecer una buena educación a nuestros hijos, alguien tiene que capitanear el barco de nuestra familia y este alguien somos los padres. No debemos confundir autoridad con autoritarismo. Ejercer sabiamente la autoridad con nuestro hijo es fundamental, ya que la autoridad no es algo irreflexivo, ni impulsivo, ni de poder desmedido, no se trata del padre en un pedestal de omnipotencia, ni el ejercicio de un poder desmedido o de represión hacia nuestros hijos, la autoridad supone para los padres una tarea ardua y penosa, es madurez y responsabilidad (sin descanso ni fines de semana de vacaciones), para hacer de nuestro hijo un individuo lo mejor posible, sin abandonar por ello, nuestros afectos, cercanía y confianza con él. El ejercicio de la autoridad natural del padre hacia los hijos no está reñido con el amor y el cariño, con la comunicación con ellos y con nuestro disfrute de la paternidad.

Mi suegra me dijo en una ocasión: "yo nunca me he considerado amiga de mis hijos, siempre he sido su madre". Con ello, no quería decirme que nos les haya demostrado su amor, si no que precisamente porque amaba a sus hijos, ha ejercido su papel de educadora y no el de "un igual" o amigo. Parece claro que sin unos límites claros y unas normas que cumplir la sociedad iría de cabeza y los pequeños tiranos saldrían de debajo de las baldosas.

Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com